Llegas, y tu palabra arrincona mis tristezas,
bebes mi aliento y elevas al cielo mis instintos.
Llegas con luz, con la calma de tu música que envuelve,
con el infame sinsabor de lo prohibido.
Llegas con eternidad, con la pausa que necesita mi rocío,
con el calor de tus besos escondidos,
con esa flor que me regalas cada día.
Llegas y te detienes, me enredo en tus momentos,
me desvisto en tu clamor, me absorbes, me conmueves,
mi magia se libera en tu argumento.
Eres tú quien seduce mi poesía, quien incita mis
letargos,
quien calienta mis silencios.
Llegas en las mañanas vida mía, te atenazas en mi tiempo,
te proliferas en mi espacio, redunda tu melodía
al son de tu recuerdo que impacienta.
Lo sabes amor, sabes que acordonas con tu olor
lejano todo rincón de mi existencia.
Pero llegas a la vez tan ausente, divagante,
incrustado
en la distancia,
demonio que no deja
que me disuelva en tu cabello,
que me enerve con tu voz, que me arrodille a tu guitarra.
Kilómetros que duelen, que limitan mis anhelos,
que me impiden condenar lo dulce de tu boca al
gemido pretencioso de mi cuerpo.
Llegas a mí, pedazo de cielo, con tus sabores de montaña,
con el tiple a quien le cuentas tus secretos,
con tu
acento musical que me atraviesa el alma.
Y tu poder está en tocarme sin tocarme, desvanecerme sin
mirarme, consumirme sin sentirte.
Tu arma es poseerme a través de
un cristal y el infinito.
Llegas a mí, tácito y sublime, con tu fugacidad perenne,
te duermes en mis brazos y me salvas de mi misma.
Llegas cual pedazo de vida, y traes contigo la perfidia,
el llanto de saber que no eres mío.
1 comentarios:
Tu obra es un gráfico de tu Alma, solo leerte es como un viaje al infinito de los sentimientos. Atte Edinson Escalante
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