Me deshago entre brumas
y aguaceros de tristeza,
miles de acertijos que desangran sueños,
que aligeran mi marcha del néctar de tus besos.
Mis ojos, espejos de tu alma y
especialistas en contar lágrimas,
se despiden secos de utopías
que solo en mi mente se hacían eco:
abrazar tu sol entre mis brazos,
contar estrellas en el ocaso de tu cielo.
Mi boca te estudiaba,
analizaba tu lenguaje
y me desprendía en mil pedazos
para renacer en cada poro de tu imagen,
para dibujarte un mundo
que se arrodillara ante tu paso.
Mi voz, traductora de tu verbo,
se agitaba infinita en el afán
de acariciarte,
de susurrar en tu cabello
las pasiones de mis dedos ,
lenta me disolvía esperando
el mimetismo de tu boca con mi cuerpo.
Renuncio a las lunas que te acogen,
abdico al reino de tu pelo,
liberando tu ilusión de mi presencia.
Me despido de tu luz en mis delirios;
lucha inútil de la distancia y la evidencia.
Amor inmunizado en mi mirada,
aun cautivo en mi memoria
me adueño del adiós que le impusiste a mi existencia.
Amor distante, tatuaje de mi alma,
Agradezco a tu sonrisa
Haber sido lo más sublime de mi historia.