Abdico a todo


 


Me deshago entre brumas
y aguaceros de tristeza,
miles de acertijos que desangran sueños,
que aligeran mi marcha del néctar de tus besos.

Mis ojos, espejos de tu  alma y
especialistas en contar lágrimas,
se despiden secos de utopías
que solo en mi mente se hacían eco:
abrazar tu sol entre mis brazos,
contar estrellas en el ocaso de tu cielo.

Mi boca te estudiaba,
analizaba tu lenguaje
y me desprendía en mil pedazos
para renacer en cada poro de tu imagen,
para dibujarte un mundo
que se arrodillara ante tu paso.

Mi voz, traductora de tu verbo,
se agitaba infinita en el afán
de acariciarte,
de susurrar en tu cabello
las pasiones de mis dedos ,
lenta me disolvía esperando
el mimetismo de tu boca con mi cuerpo.

Renuncio a las lunas que te acogen,
abdico al reino de tu  pelo,
liberando tu ilusión de mi presencia.
Me despido de tu luz en mis delirios;
lucha inútil de la distancia y la evidencia.

Amor inmunizado en mi mirada,
aun cautivo en mi  memoria
me adueño del adiós que le impusiste a mi existencia.
Amor distante, tatuaje de mi alma,
Agradezco a tu sonrisa
Haber sido lo más sublime de mi historia.



La verguenza no existe

Pensar en ser,
ser o pensar,
pensar y ser,
el oleaje del mundo
se vuelve infinito.
Nos atrapa en caricaturas de sueños,
en un silencio a veces maldito;
bruma que obnubila la mente,
callamos si pensamos,
hablamos sin pensar,
somos ciegos ante lo humano,
esclavos ante lo absurdo.
presurosos ante lo mundano.


Nuestro cuerpo quiere gritar,
nuestra boca no se atreve a pronunciarlo,
indiferentes a la tristeza de un pasado,
queremos vivir infértil hasta marchitarnos.


¿Con los ojos de quien vemos el mundo?


Con los ojos de la nada
porque en nada nos convierten los gusanos.
con monedas de alcancía se compra la conciencia.
La vergüenza no existe en el vocablo.


Acallamos las culpas en un templo sin iglesia,
arrodillados pedimos clemencia,
¿Misericordia porqué?
¿Acaso no es bondad lo que andamos pregonando?


La cátedra moral de un pastor sin rumbo
nos exime estúpidamente del pecado,
nos ofrece salvación acallando realidades,
entregas tu alma en holocausto, pero no tiendes la mano;
más de lo mismo, no somos lo que podemos ser
silencio y ausencia de un altar pagano.


Eleva tu perdón.. ¡ oh Dios !
somos humanos pero no pensamos
o nos quedamos sólo en el querer.


No me pidas seducción



¿Me pides seducción a mí?
que solo me limito a sonreír
y mirarte sonreír a ti,
a mí,
que disfruté la llegada de mi noche
bajo la influencia de tus dulces versos,
amigo de un sentir apasionado,
soñador innato de placeres ideales
que enredan en una dulce calma de melancolía.
 
¿Le pides seducción a mi vida?
si esa palabra sale de tu boca
sin tener que pronunciarla,
elocuente como tu grandeza,
fiel como tu poema,
enaltecida con tu voz que aclama ser bebida.

Yo solo dibujo horizontes,
miro, callo, hablo,
desaparezco y regreso
a desnudar mi voz en tu presencia,
a recorrer la distancia
de un verso apático a la tristeza,
buscando en la otra orilla del alba
darte una sonrisa que te hable de mi ausencia.
Yo solo siento, escucho, río,
porque conocerte me brindó una calma,
y en ese instante sublime
en que ambos escribíamos rosas,
mi mente voló a tu encuentro
y se posó infinita entre tus manos,
que gloriosas transformaron
mis simples ojos en  alma.

Seducción es poesía,
dijeron tus labios
y los míos callaron ante tu cielo
ante la locura de decir:
¡solo faltó amarte!
Y en ese instante tu sereno mirar
hizo brillar la mirada mía.
¿Quieres más de algo
que nos dimos sin darnos cuenta?
no me pidas seducción
porque seducción es tu alegría.