La verguenza no existe

Pensar en ser,
ser o pensar,
pensar y ser,
el oleaje del mundo
se vuelve infinito.
Nos atrapa en caricaturas de sueños,
en un silencio a veces maldito;
bruma que obnubila la mente,
callamos si pensamos,
hablamos sin pensar,
somos ciegos ante lo humano,
esclavos ante lo absurdo.
presurosos ante lo mundano.


Nuestro cuerpo quiere gritar,
nuestra boca no se atreve a pronunciarlo,
indiferentes a la tristeza de un pasado,
queremos vivir infértil hasta marchitarnos.


¿Con los ojos de quien vemos el mundo?


Con los ojos de la nada
porque en nada nos convierten los gusanos.
con monedas de alcancía se compra la conciencia.
La vergüenza no existe en el vocablo.


Acallamos las culpas en un templo sin iglesia,
arrodillados pedimos clemencia,
¿Misericordia porqué?
¿Acaso no es bondad lo que andamos pregonando?


La cátedra moral de un pastor sin rumbo
nos exime estúpidamente del pecado,
nos ofrece salvación acallando realidades,
entregas tu alma en holocausto, pero no tiendes la mano;
más de lo mismo, no somos lo que podemos ser
silencio y ausencia de un altar pagano.


Eleva tu perdón.. ¡ oh Dios !
somos humanos pero no pensamos
o nos quedamos sólo en el querer.


6 comentarios:

David Cotos dijo...

Que importante es pensar, más en estos tiempos. Reflexivo poema.

ANRAFERA dijo...

Reflexivo poema, sin lugar a dudas!
Mis felicitaciones.
Saludos cordiales.
Ramón

Marjery Munar dijo...

!UNA MAGNÍFICA REFLEXIÓN! Como se puede esclarecer la gran importancia del perdón, la frase que más me llamo la atención “ con los ojos en la nada por que en nada nos convierten los gusanos” relativamente podemos ser sorprendentemente felices en el caus de nuestra vida.

Demasiado impresionada de tu grandioso talento
Un cordial saludo.
Marjery

Andrea Castro Félix dijo...

Hola buenos días,te felicito, que poemas con tanta realidad envuelven en

tus palabras,que forma más romántica de ver la vida,sinceramente son palabras que trascienden la frontera de lo casual.

Unknown dijo...

WOW.. apoyo totalmente tu plegaria por el perdón de todas las ofensas a nuestro padre celestial, Dios. Por que nos da mucho, nos ama y cada día se encarga de que lo bueno supere lo malo; y aun así hacemos cosas y olvidamos lo que nos une como especie lo humano: amar al projimo como a ti mismo.

mendez dijo...

Cordial saludo.
Un poema realmente entretenido y directo para el lector.
felicitaciones al autor por su gran trabajo.

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