En el camino


¿Quién se atreve a señalar la senda negra del olvido?
 
YO,
yo he sentido caminar mis mariposas
por los barcos de papel de mi memoria,
memoria frágil,
discusión perenne contra dioses terrenales,
aura inútil que respira mil historias.
Volar sin vuelo,
felicidad sin gloria,
eras tú mi fuente inagotable
de este néctar que es mi sangre,
caminar lento y ansioso por la cuerda de la vida.

Si hay destino no hay discordias,
si hay discordias no hay camino,
lenta soledad vuelve linfa mis sentidos.
¿ Amenazas mancillar el blanco etéreo de mis rosas ?
El sarcasmo que te afianza
no embaraza con sus llagas mis latidos.
Ya no hay lecho,
el justo Dios que tu negabas
preside ya mi club de amigos.
¿Quién escuchará los susurros ya perdidos ?
YO,
escucho atentamente
la voz de un sucio prepotente.
  Mis heridas ya no sangras,
la pólvora que emanas no destella en mis oídos;
triste labrador de una tierra sin consuelo,
quedaste sin la magia del sabor de lo prohibido.
Agonizas en la escoria,
comparo al lodo con tu sombra.
Trovador de ilusiones asquerosas ... ¡ Escúchame !
Ora y reza a tus dioses mal pagados
que tus huesos no se queden en exilio,
condenado a cargar por siempre tu legado.
Yo sigo libre,
encadeno en el abismo el dolor de mis fracasos,
caminando entre rincones oxidados del olvido;
tropiezo con mil piedras,
pero siempre seguiré
la huella consecuente de mis pasos.

1 comentarios:

María Fernanda Pérez Montealegre dijo...

Me encanto este hermosa poema porque nos deja una gran enseña y también una reflexión acerca de este poema ojalá sigas publicando más poemas de esta forma

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