En el camino


¿Quién se atreve a señalar la senda negra del olvido?
 
YO,
yo he sentido caminar mis mariposas
por los barcos de papel de mi memoria,
memoria frágil,
discusión perenne contra dioses terrenales,
aura inútil que respira mil historias.
Volar sin vuelo,
felicidad sin gloria,
eras tú mi fuente inagotable
de este néctar que es mi sangre,
caminar lento y ansioso por la cuerda de la vida.

Si hay destino no hay discordias,
si hay discordias no hay camino,
lenta soledad vuelve linfa mis sentidos.
¿ Amenazas mancillar el blanco etéreo de mis rosas ?
El sarcasmo que te afianza
no embaraza con sus llagas mis latidos.
Ya no hay lecho,
el justo Dios que tu negabas
preside ya mi club de amigos.
¿Quién escuchará los susurros ya perdidos ?
YO,
escucho atentamente
la voz de un sucio prepotente.
  Mis heridas ya no sangras,
la pólvora que emanas no destella en mis oídos;
triste labrador de una tierra sin consuelo,
quedaste sin la magia del sabor de lo prohibido.
Agonizas en la escoria,
comparo al lodo con tu sombra.
Trovador de ilusiones asquerosas ... ¡ Escúchame !
Ora y reza a tus dioses mal pagados
que tus huesos no se queden en exilio,
condenado a cargar por siempre tu legado.
Yo sigo libre,
encadeno en el abismo el dolor de mis fracasos,
caminando entre rincones oxidados del olvido;
tropiezo con mil piedras,
pero siempre seguiré
la huella consecuente de mis pasos.

Sigo aquí

Quiero volver almíbar el mar
y revolcarme en él
para no sentir tu duelo,
te fuiste de mi lado apagando primaveras;
llorando cada rosa por tu pelo.

Te fuiste y mis ojos no serán los mismos,
ya te vieron, conocieron tus instintos,
suplicaron anhelantes un beso enardecido,
lloró mi sangre tu inconstancia,
envuelta en el velo de un amor
que se apagó como un suspiro.

Y yo sigo aquí,
rebosante de mágicos placeres escondidos,
ahogándome en la espera de un mañana que nunca será mío.
Presa de un violín que acompasa mis momentos,
que sabe a ti,  que lleva tu nombre en cada nota que le pido.

Y me enfrento al mundo en una soledad que desvanece mi alegría,
que me induce a pecar deseando mi muerte, anhelando tu vida,
opacando mis ganas de susurrar un olvido.

Sigo aquí,
y quise enfrentarme a Dios, reclamando tu partida.
por ti rogué, por ti lloré y mis lagrimas bañaron los recuerdos.
implícito en mi vientre, destruyendo mi presente,
maniatándome la vida.

Exijo al cielo tu regreso,
porque yo sigo  escondida en un lamento,
añorando a veces que no vuelvas;
insistiendo por el sol de tu mirada
pero la luz de tu cabello me acobarda.
 
 
Ilusiones



Alucino que te siento,
que me adueño de la luz que le escondes a mi vida;
imagino que me invades,
que tus altares de papel  no me esquivan con su aliento;
siento que me pierdo,
que te compro los instantes inherentes a tus sueños. 


Ya no sé si bendecir el haberte conocido
o maldecir el segundo en que mi rostro
se atrevió a mirar tus ojos negros.


Deliro en tu cabello, en la tibieza de tu espalda,
en la exquisita sensatez de tu voz en mis oídos.

Reconstruyo con valor tus huellas en mi almohada,
inventando que te tengo, desvariando mi verdad,
diciéndole mentiras a mi emoción y  mi argumento.


Me enajeno en el olor de tu recuerdo,
seduciendo mi razón con el dulce sabor de lo prohibido.


Existes porque te amo


Duele, agita y otra vez descansa,
es el suplicio de saber que estás en alguna parte,
que al otro lado de un mar que no conozco
está la brisa de tu agosto esperando mi perfume.
Duele mirar, duele soñar, agota tanta espera,
torturas con la ausencia de tus besos
la sombra de mis penas reflejadas en la arena.



La luna observa callada los designios,
tristemente mira diluir un querer en mi sonrisa,
y se adolece mi alma de silencios.

¿Será que eres el milagro nunca concedido?

Tal vez mi plegaria no ha sido suficiente,
o quizás en la loca carrera de la vida
mi piel se ha vuelto demasiado exigente.

Puedes estar encerrado en el alma de una rosa, 
en el sinsonte que canta primaveras,
en la lluvia que asoma y se desata,
encadenado en la eterna fuente del deseo.

¡ Te tengo amarrado a mi certeza ¡

Agota, reduce, somete,
unas veces más, otras no tanto,
sonrío cuando pienso que has nacido,
que estás vivo
y que en la otra orilla del alba
mis manos podrán acariciarte.

En algún lado reposa tu aliento.
sé que existes …
existes porque yo te espero,
te espero porque yo te amo,
te amo porque tengo vida
y es mi vida la que quiere amarte.



Burla y destino


Un altar de sueños,
una promesa, una palabra;
un juego inútil de ilusiones
que al final palidece y se desmaya.

Deseos ausentes invocando despedidas,
anulando la esperanza que en el futuro se afianzaba.
Legados de sonrisas a los vientos,
miradas al sensible aroma de lo no vivido.

¿Será posible revocarle los derechos a la muerte?
¿Será posible remendar los hilos de la lesión de los sentidos ?

Una voz callada, pactos de silencio,
sello de cobardes, miedo a los después.
Rol equivocado, juramentos desgastados,
llanto que entrelaza lo tantas veces convenido.

Un rostro, un amor
y en el azul de las tinieblas .... YO



Dibujando mundos

Quiero descansar en la ley de tus argumentos,
premeditar tus deseos y eternizar tu sonrisa,
invocar causas perdidas
y matar sin piedad el mar que ya está muerto.

¡Quiero colocar mi voz en la esencia de tu camisa!

Puedo vivir por tí la vida que no quieres
y borrar las huellas de tu pasado incierto,
contar estrellas incontables con mis manos,
saber porqué en mis ojos estás preso.

¡Quiero amarte hasta que la noche se canse de esperarnos!

Quiero que seas la hipótesis que me provoca,
borrar la línea de lo divino
y no sentir que blasfemo cuando me tocas.

Te prometo nacer de nuevo,
capturar la osadía del sol,
las lagrimas de la luna,
traer de los mandamientos sólo la roca.

¡Conquistaré los vientos de mil agostos para tu boca!

Te hago entrega de lo imposible
dibujando un mundo que no existe,
cuando sepa quién eres,

¡Cuando por fin te conozca!


Déjame besar tu nombre


Déjame saber cómo encontrarte
para escribir tu nombre donde comienza el aire,
bautizar mi firmamento con el agua de tus rosas
y amarte en un verano incandescente.
Quiero beber en tus brazos el vino del olvido
y asfixiarme de tu ser cuando me tocas.

¡ Quiero llamarte mío !

¿Dónde te encuentras primavera errante?

Nadie me ha podido descifrar
donde se esconde tu huella,
donde osas posar tu cuerpo
cuando el mío presuroso te anhela.
Quiero conocer tus rumbos,
el misterio que se halla
prometido entre tus labios,
miel de dioses,
lejano amor que predice mi futuro.

No huyas de mi vientre,
ansío tocar tu cabello,
la muda gentileza de tu espalda;
quiero regalarte mi soledad
y la ilógica pausada de mi mente.
Enséñale a mi boca a decirte que te amo
encerrándome en la dulzura de tus manos,
señálame horizontes que celebren tu verdad.
Haré de tu sonrisa el gobierno de mi alma,
con tus dedos dibujaré los lienzos del presente.

Dime dónde estás,
mi tristeza acongojada grita por tu ley,
llega a mí, no me ocultes tu mirada,
avasalla con tus ojos mi felicidad ausente.



Inexorable


Todavía idealizo tus latidos repletos de asonancia
y quemo los momentos en virtud de un placer equivocado.
Pierdo mis batallas inconstantes
en la blancura perenne de tu octubre fantasioso.

Se hace manifiesto con los días la ingrata sed que me amenaza,
la bulimia de caricias que le niegas a mi alma.

Someto mis neuronas intranquilas
al placentero deleite de tu impulso;
y me escondes y me fallas tantas veces en minutos,
que lo débil de  mi aliento se subyuga
en el  inmenso resonar de tu palabra.

Aún te siento haciendo nido en mis entrañas,
violentando la ocasión de mi ego sepultando las mañanas.

¡ Bendita la perfidia que me enreda y me colapsa !
¡ Maldita la ignición de mi orgullo y mi esperanza !

Se vuelve tangible la poca dignidad del tiempo
en este severo lodazal del amor y la indulgencia;
se desploman los altares,
a mil por hora se desnuda la arrogancia.

Y a pesar del tropiezo incansable de mis manos,
aún mis labios evocan con dulzura lo salobre de tu esencia.

Y es que en esta boca con demasiado anhelo y con memoria,
los segundos se dilatan inflexibles al compás de mi locura.

 


Derrotando imposibles
Quiero someter al viento,
in fraganti tomarlo por los hombros,
sonreírle y meterlo en mis adentros.
Quiero escuchar un sol
que abanique mis recuerdos,
confundirme con los charcos
de una lluvia empobrecida,
quiero morir a Dios cantando.
Invadir la canción de un santo,
conquistar pasiones con un dedo,
lamer un cielo
y tirarle piedras a Neptuno.

¡Quiero discutir con el abogado del diablo!

Quiero un verso de comienzos,
quiero estrofas terminales,
fotografiar el alma de los mares,
abrazar bohemios sin cantares,
nadar hacia la cima de lo absurdo.

Deseo rosas, deseo miedo,
quiero oir gaitas escondidas,
decir un "te amo" sin sentirlo,
quiero caminar por el filo de un abismo,
disolver mi sexo en los azares de la vida.

 Tengo esperanzas, la historia aclama:
Es mas fuerte el ave posada en el árbol
que el árbol mismo.


Autocondena



Buscaba esa mirada oscura en la luz
de cada sol que tropezaba,
figuraba tantas veces ver a mi sonrisa
como solvente universal de cada beso;
imaginaba que los triunfos venían adjuntos
a ese cabello de un azabache cristalino.

Le mentí a mi alma y contaba estrellas con los dedos
cuando un perfume embriagador desplegaba su veneno.

¡ Maldita la infamia de esconder las alas
del amor como cumbre de un castigo !

Improvisaba mil palabras en el intento de excusar
con bendiciones el engaño de la piel de un sentimiento,
me convertí en un ente mendigo de un querer,
un desierto de quimeras en la hostil fragancia de un verano.

Me volví difusa, una criatura más en este mundo atormentado;
transformé mis firmamentos en una lágrima ambulante
y mi sangre se infiltró con traición y alevosía.

Perpetué el fulgor de la mirada en lo insano de una mente,
Alterando el zumo de mi esencia por ser pordiosera de mí misma.

¡ Dios mío, cuantas cicatrices me produjo mi osadía !