Osadía de octubre


A esto de pensar en ganarme siempre las batallas,
de vivir rodeada de un te amo,
de extrapolar mis sentidos a lo inmenso.

A este romanticismo que me envuelve y me colapsa,
que me incita y que me llama,
que me aligera y me enriquece.

A estas ganas de extasiarme en lo infinito y
eternizar el brillo de la luna en mi mirada.

A todo esto yo le llamo sueños

A este suplicio de anhelarte,
de colocar el sol entre tus dedos,
de almidonarme el alma con tu luz inmaculada.

A esta ironía de tenerte y no vivirte,
de lucharte y no sentirte,
de añorarte y sonreírte.

A esta ilusión de poder comprarte el cielo,
de disolverme en tu evangelio,
de recorrer las calles de tus miedos.

A todo esto yo le llamo vida.

A esto de invocar tus primaveras y
deshojar el tiempo al escuchar tu voz en mis silencios,
a pensarte tantas veces en un segundo estacionado
y esperar con impaciencia que el
viento traiga a mi memoria tu sonrisa.

A esto de vivir esclavizada con tu olor en mis almohadas
y condenarte bajo llave dentro de mi mente.

A todo esto yo le llamo amor.

Y nada de lo anterior en realidad me pertenece.