Tu mirada,
océano de luces boreales,
obelisco donde estaciono mis momentos.
Tus ojos: mi profecía,
primer cielo que desnuda mis proverbios.
¿Reconoces la veta de amor
que se desvela en tu sonrisa?
es ella mi segundo cielo,
sublime descanso de mi alma,
génesis ampliada de tus sueños,
nido subyugante de mis cuerpo.
Te invito a poseer los horizontes de mi vientre;
seda líquida disuelta entre tus manos.
Ellas, cielo que entrelazo entre mis dedos,
responsables de anhelarte en mi presente.
Persigo tus susurros envolventes,
cielo que alcanzo al escucharte.
¿Reconoces mi pasión abrigada en tu palabra?
Tu voz cual melodía aclimata mis instantes,
mi verbo se conjuga como esclavo a tu lenguaje.
Dulce amante de alboradas,
mi quinto cielo tu lejana esencia,
amor fragante, a favor la brisa,
tu olor seduce mis sentidos en tu ausencia.
Deambulo codiciosa en la miel de tu cabello,
sexto cielo en el que habito.
¿Reconoces que me aviva el brillo de tu pelo?
deshojo el infinito tratando de tocarlo,
entre almohadas reposa el capilar de trigo,
hebras de sol; añoranzas de mi tacto.
Trovador de mis caminos,
¿Reconoces mis pasos en los umbrales de tu tiempo?
Tu cuerpo vive amarrado a mis pretextos.
Todo tú, séptima elipse celestial;
no tenerte es mi castigo,
alcanzarte es mi designio.
Amor eterno a mar abierto,
me aferro al milagro
de perderme en tu universo;
mi huella besando el castillo de tu suelo,
haciéndo de tu nirvana mi alimento.
Tu sedosa piel a mi contacto,
la mejor conquista de mi boca: el octavo cielo.
océano de luces boreales,
obelisco donde estaciono mis momentos.
Tus ojos: mi profecía,
primer cielo que desnuda mis proverbios.
¿Reconoces la veta de amor
que se desvela en tu sonrisa?
es ella mi segundo cielo,
sublime descanso de mi alma,
génesis ampliada de tus sueños,
nido subyugante de mis cuerpo.
Te invito a poseer los horizontes de mi vientre;
seda líquida disuelta entre tus manos.
Ellas, cielo que entrelazo entre mis dedos,
responsables de anhelarte en mi presente.
Persigo tus susurros envolventes,
cielo que alcanzo al escucharte.
¿Reconoces mi pasión abrigada en tu palabra?
Tu voz cual melodía aclimata mis instantes,
mi verbo se conjuga como esclavo a tu lenguaje.
Dulce amante de alboradas,
mi quinto cielo tu lejana esencia,
amor fragante, a favor la brisa,
tu olor seduce mis sentidos en tu ausencia.
Deambulo codiciosa en la miel de tu cabello,
sexto cielo en el que habito.
¿Reconoces que me aviva el brillo de tu pelo?
deshojo el infinito tratando de tocarlo,
entre almohadas reposa el capilar de trigo,
hebras de sol; añoranzas de mi tacto.
Trovador de mis caminos,
¿Reconoces mis pasos en los umbrales de tu tiempo?
Tu cuerpo vive amarrado a mis pretextos.
Todo tú, séptima elipse celestial;
no tenerte es mi castigo,
alcanzarte es mi designio.
Amor eterno a mar abierto,
me aferro al milagro
de perderme en tu universo;
mi huella besando el castillo de tu suelo,
haciéndo de tu nirvana mi alimento.
Tu sedosa piel a mi contacto,
la mejor conquista de mi boca: el octavo cielo.