Sabes a mi

Te miro, te siento,
Lejano y entre dudas
pero encarcelado en mi organismo,
apagado a veces, brillante siempre,
indisoluble entre mi mundo,
reinando en mi febrero inconsecuente.

Hueles a sol, a mis verdes sabanas,
al exquisito deleite de la tierra mojada,
a mi cálida costa que te llama,
que clama posarse en tus sentidos.
Sabes a mi mar, a la cultura del zenú,
a notas de acordeones que despabilan el alma.
Estás aquí, enredado entre palmeras,
descansando en las iracas y sombreros,
apaciguando al magdalena con tu calma.

Te miro, te siento,
a pesar de los mares que te alejan;
mi mente desvanece la isla en la que habitas
y la posa en los alares de mi casa.
Estás aquí en mi cielo, en mi estancia,
honrando al sinú con las gotas de tu esencia.
Amor distante:
Mi cumbia se ha vuelto adicta a tu sonrisa,
se subyuga palpitante en la luz de tu presencia.

Sabes a trópico, a tardes veraniegas,
sabes a mi, a mi médula,
hueles a mi cuerpo que te anhela,
porque fuiste bautizado con el plasma de mi sangre,
porque estás sembrado en mi boca que te espera.


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