A fuerza de amar


A fuerza de amar con mil sentidos
se alejó la conciencia de mis pasos y
se llenó mi suelo de ingobernables silencios.
Uno a uno desmantelé los horizontes
mirando lo que mis ojos querían ver,
profanando mi cerebro con ideas preconcebidas.
Desplegué flores a esa historia inmaculada;
a fuerza de querer me fui agotando viva.

Solo vacíos quedan de una nada
que siempre fue imprecisa,
a fuerza de suspirar pasión
entregué mi voz en holocausto
y desterré fronteras por el roce de unos labios.
No veía el ayer, nunca vi el después,
solo el sublime sol que bendecía mi canto.

A fuerza de creer me arrinconé en un cielo,
me quedé atrasada, agazapada en un verano eterno,
y mi memoria conoció los límites del miedo.
En él pasaba el tiempo inexorable,
en mi se hacían más fuertes los recuerdos.

unas veces me caí, otras tantas inventé caricias,
Hice mía la mirada de sus mares,
a fuerza de sentir me volví un beso divagante;
una plegaria se impregnó inmortal en mi inconsciencia,
cobijé sus ojos, diseñé sonrisas que aligeraran sus pesares.

La ruleta de la vida despiadada me acobarda,
Pero protejo su rumbo, su noviembre incandescente,
Y mi manos acompasan el sonar de simples sueños,
Irreverente indecisión entre amarlo y adorarlo.

A fuerza de morir tantas veces en su nombre,
mi alma siempre autorenace para volver a contemplarlo.

Es así como te siento

Se inquieta el horizonte
con tu ausencia midiendo recorridos,
no estás pero te tengo,
cautivo en un instante,
subyaciendo eterno al calor de mis sentidos.

Le dueles a mi cuerpo
que te invita en la distancia,
a esta alma que te toca,
a esta voz que te idealiza,
a la mirada que te esconde del peligro.
Me abrazo a tus manos, irisándome en tu cielo;
sosegada en mi terreno, sentenciada por olvidos.

Se inquieta una vez más el horizonte,
Indivisible e imantado a tu destino.
¿De qué color serán tus ojos cuando el amor se posa en ellos?
Hoy se apasiona tu sonrisa en un agosto más cercano,
con la maleza en tu balcón, con la luna de testigo.

Es mi virtud emocional
que se encarcela en tus pupilas.
Es así como te siento,
en el rumbo natural entre el cielo y el infierno.

Me respiras en la espalda derrochando tus deseos,
me agitas con tus dedos invadiendo mi organismo,
es así como te pienso, es así como imagino.


Es así como no estás, así como no te tengo,
pero es así, es así como yo te quiero.

Justo aquí

Envuelto en un halo de brisa,
danzando en ilusiones que te esperan,
inmaculado sol que me alimenta.
Se que Estás… justo aquí,
en esta poesía sin rostro que te sueña.

Dibujo lunas acompasando tu destello,
bostezo mieles cuando me entrego a tu recuerdo.

Te siento inmóvil… Justo en mi cuerpo,
en el punto donde el dolor se vuelve verbo
y se encierran en palabras los suspiros.
Te tengo aquí,
en el espacio donde duerme tu silencio,
enseñándole a mi piel a susurrar un verso.

Vida mía …
¿Es que acaso se puede desfragmentar un sueño?

Tú estás … justo aquí,
allanando mi horizonte, profanando mis almohadas,
acorralado entre mi alma y lo que gritan mis anhelos;
encapsulado en mi pasión,
en el lugar situado entre mi mente y mis reflejos.

Tu estás … justo aquí,
bautizado y refrendado por mi cielo,
en un sitio en la memoria que no aprende los olvidos.

Vida mía … dime,
¿acaso es posible subsistir sin la otra mitad de mi respiro?
Sabes a mi

Te miro, te siento,
Lejano y entre dudas
pero encarcelado en mi organismo,
apagado a veces, brillante siempre,
indisoluble entre mi mundo,
reinando en mi febrero inconsecuente.

Hueles a sol, a mis verdes sabanas,
al exquisito deleite de la tierra mojada,
a mi cálida costa que te llama,
que clama posarse en tus sentidos.
Sabes a mi mar, a la cultura del zenú,
a notas de acordeones que despabilan el alma.
Estás aquí, enredado entre palmeras,
descansando en las iracas y sombreros,
apaciguando al magdalena con tu calma.

Te miro, te siento,
a pesar de los mares que te alejan;
mi mente desvanece la isla en la que habitas
y la posa en los alares de mi casa.
Estás aquí en mi cielo, en mi estancia,
honrando al sinú con las gotas de tu esencia.
Amor distante:
Mi cumbia se ha vuelto adicta a tu sonrisa,
se subyuga palpitante en la luz de tu presencia.

Sabes a trópico, a tardes veraniegas,
sabes a mi, a mi médula,
hueles a mi cuerpo que te anhela,
porque fuiste bautizado con el plasma de mi sangre,
porque estás sembrado en mi boca que te espera.


Solo ...

Te busco, te encuentro,
¿Acaso no sientes que te toco?
revuelvo tus pasiones con mis hombros
desplazándome sutil hacia tus ojos.

Pernocto en un ayer que me consume,
que me desgasta un hoy que nunca vivo,
¿Acaso no sientes como vibro?
amenazo convertirme en un gemido
entretejida entre tus labios que no alcanzo,
¿Si percibes desde lejos mis suspiros?
es mi deseo en su gritar despacio
obsesionado en degustar tu plenilunio,
libación ansiosa de mi lengua en tus sentidos.

Te busco, te siento,
mi vientre me obliga a evidenciarte en su interior,
anhelando una calma que reposa en tus mañanas.
Te tengo irisando el flujo de mis eternos tiempos;
aquí, en mi claustro, en mi boca, en mis manos;
dibujando líneas de amor entre mi pecho.

Te busco, te encuentro … es lo perfecto.

En mis sueños … solo en ellos.

En tu piel me vuelvo verso
Abrázame con la miel de tu alborada,
acomódame en tu almohada
y escribe tu nombre en el valle de mi pecho.
Un gemido te hará saber lo que siento,
una sonrisa como prueba de esperanza.
Una oda se dibuja en el instante
en que tus manos invitan a mi sangre
a volverse una parte más de tu elemento.

Una pasión grita en mis entrañas
encadenando mi perfume a tu sonrisa,
soy un verso que se diluye en tu piel
incitada por el caudal de tu mirada.
Soy un pétalo que se arrincona en tu voz
seducida por la música que exhalas;
yo, perdida y extasiada,
me vuelvo poesía en tu palabra,
me disuelvo en un soneto
como venia hacia tu luz que nunca calla.
Le pertenezco a tu silencio,
a la simbiosis de dos cuerpos que batallan.

¿Quién podría no inspirarse en tu boca?

¿Quién no se envuelve en el ámbar de tu pelo?

¿Quién no haría de tus ojos una obra?

Tu tibieza en la distancia
hace un nido sustancial en mi memoria,
tu fragancia en mi frontera
se convierte en el suspiro de un poema,
tu cuerpo en mis sentidos
le exigen a mis manos vida propia.

Amo la canción de tu existencia,
codiciando en lejanía ser el eco en tu leyenda.



Sin remedio y sin final



Gélidas pasiones
se tatúan obtusas en mi mente,
acacias de tu pelo
que a mi cuerpo no dan sombra,
alma que gime ante un dolor
que nunca duerme.
Soy yo,
enferma en telarañas de la ausencia
que sonriente es asesina de mi luz,
comiéndose callada mi existencia.

Mis ojos convencidos
ya no sé donde esconderlos,
es el ruido de la vida
que mancilla mis oídos,
al cual, exhausta de luchar,
lentamente me someto ...

¿Existe en tu memoria algún rincón que me bendiga?

En ese espacio anhelo sustentar
la dulce voz de tu recuerdo.

¿Alcanzas a palpar mi corazón por un instante?

Es él quien se sumerge
amilanado por tus dudas.
Soy yo,
que ni siquiera me muero
para dejar de amarte.

Vulnerable sobrevivo


Vulnerable sobrevivo,
intento atrapar horizontes
que me limitan con su marcha,
me arraigo en una luz
que al final siempre se apaga.

Hago mío un sueño
que solo en mi mente se encarcela,
busco pasos, busco huellas,
busco un sol que se me niega.

Cobijo un ayer, una segunda parte,
una boca que no habla,
unos ojos que se alejan,
una voz que aniquila mi presente;
ovaciono un ser que no me pertenece,

¿Seré yo la del error ?

¿Será él que lo permite?

Mil preguntas se suscitan
con el miedo a una respuesta,
solo vivo en el declive,
la espesura de lo incierto
amenaza destruirme.

¿Cuándo caerá la venda de mis ojos?

¿Cuándo mi alma dejará de amarlo?

El dolor siempre me entrega conclusiones:

Cuando el desierto me seduzca con sus aguas,
cuando el mar se dulcifique entre mis manos.
En el sitio



Te pienso aunque distante,
te siento haciendo parte del silencio,
horadando el trópico en que habito;
complemento de mi mar y mis momentos.

Estás aquí,
anocheciendo en las lunas de este marzo
colocando sonrisas a mi rostro,
y el viento de tu isla que me habla,
vistiendo de tristeza la constancia de mis pasos.
Estás en mí,
irascible y agotado
de saber que mi cuerpo te ama tanto.

Te encuentro cuando miro
y cuando me ciego al mundo,
entre canciones, licor y llanto.
Estás en mis selvas de pasiones y tormentos,
en el amazonas de tu nombre
donde mis ojos están presos.
Dialecto universal el trigo de tu pelo,
sinfonía de luz tu mirada: es mi reflejo.

Te tengo dibujado entre mi duda y mi certeza,
protegido en mi cordura y mi locura;
imantado en el sitio
que elabora mis respuestas.

Permaneces como el dulce delirio de mi vientre,
tácito en el caos de mi pasado,
implícito en cada verso del presente.
Diálogo sin ti


Padezco delirios,
sublimes cadenas de la ausencia,
saben a ti, a tus secretos.
Colores de sombras que persiguen
y se enquistan en mi sangre;
se desbarata la ilusión
de tu rostro entre mis dedos.

Amor … dime,
¿Recuerdas como te abrigaba mi sonrisa?
Ya no existe,
se mezcló con un verdor desconocido
y encontró casa lejos de mi boca.
Expiró en tu tiempo,
en la bruma que tu adiós
le impuso a mi camino.

¿Te había dicho ya las culpas que carga mi silencio?
Acúsame,
condéname,
soy culpable de abrazar tu imagen
y con ella alimentar mi mente;
segundo a segundo
mis manos te recorren lentamente,
sudorosas … expectantes;
te conocen,
son profesionales en el arte de aprenderte.
Soy culpable de invocarte en mi onírico pensar,
desnudarte en mi memoria
y clonar desde mi almohada
tus esencias, tus sabores, tu verdad;
el rítmico danzar de tus gemidos.
Me culpo de anhelar
establecerte en mi humedad.

¿Sabías que la luz con que brillaba no era propia?
Procedía de tu cabello,
del frescor de tu mirada;
era la luna en tu noviembre
que mi piel con fuego dibujaba;
era tu sol multiplicado en mi universo
que propagaba llamas a mi alma;
era tu voz liberadora
que a mi razón modificaba.

¿Te había hablado ya de mis alas oxidadas?
ellas flameaban solo al calor de tu presencia,
volaban con tu olor
por las ansias infinitas de quererte,
etéreas incansables al sonar de tu palabra.

Amor … dime,
¿Qué oración tengo que rezar para tenerte?

Más allá ... después de todo



Más allá de una lagrima,
de un susurro equivocado,
explícito, callado y además ausente;
después del sol que asoma
en la agonía piadosa de la lluvia;
en el capcioso segundo
que retrocede el tiempo.
Más allá,
rodeando la voz de un te quiero eterno.

Más allá de una luz que calla,
de una pasión dormida
en la elocuencia de unos ojos,
después de una palabra
pronunciada en el silencio,
en el preciso instante
en que una primavera se confunde en el otoño.
Más allá, después del mundo,
del otro lado del viento.

Más allá del reverdor de una montaña,
entre jornadas de nieve en el verano;
después de la música de Dios.
Más allá, mucho más,
en la otra orilla del alba.

Todavía más,
más inmenso que mil vestidos de esperanzas,
después del aire,
después del cielo,
en la leve tonada del esquema de tu cuerpo.
Más allá,
en el sublime momento
en que tu boca me inspira un verso.

Más allá del firmamento,
de lo indecible, lo tangible, lo perfecto,
de lo fugaz, lo real, lo deseable.
Unido a ti y más allá de ti
siempre estará mi sentimiento.

Más allá del universo, más allá de mí,
del otro lado de los sueños.

Perdida en la distancia


Ligera avanzo
perdida en los umbrales de tu tacto,
camino sobre olas y te alcanzo.

Duermo en otro instante
que me enjuaga en versos,
poesías con alma
no bautizadas por el viento;
cobijo anhelos,
vespertinos silencios;
insólitas madrugadas
anexándose a mis sueños.

Estupor profundo tu voz en mis oídos,
momentos que me enredan,
centenares de besos escondidos,
canciones sin final y sin retorno.

¿Puedes en la distancia ver el brillo de mis ojos?

¿Puedes sentir mi boca traduciendo tu lenguaje?


Un "te amo" furtivo
está dormido en mis palabras,
sin la presencia de la piel;
bordado en el tatuaje de tu espalda.

Alianza


Extendemos nuestras manos,
nos amamos sin tocarnos,
el espacio sideral disminuye el infinito;
un abrazo imaginario
nos recorre suavemente;
brisas frescas boreales
nos somete a sus instintos.

Escribimos un beso en la distancia
y robamos el sabor de nuestros cuerpos,
adormeces en mis piernas
mientras suspiro en tu cabello,
una luz inmaculada
pinta sueños en tus dedos.

Una caricia, un verso,
navegando de la mano por el cielo.

Danzando al son de nuestro anhelo
en la paz de una sonrisa que nos calma.


Divino, humano y celestial,
ilusión y realidad:
pacto silencioso de tus ojos con mi alma.
¿Donde estará la voluntad ?

Se implanta el tiempo susurrante
como bocado de utopías,
los dientes que una vez fueron sonrisa
se destemplan acosados;
es el murmullo del dolor agigantado
que libera el paso hacia el abismo,
imitador de escombros,
consumista de las fuerzas;
vuelve la vida un silogismo en decadencia.

Es ahí cuando se hace indisoluble el nudo en la garganta,
es ahí cuando la voz se obliga a conformarse en las ausencias.

Hace el debut la voluntad
en el fallido intento de ser grande,
de ser presa del valor
que al final es alcanzado por esquirlas.
Vagabunda e insensata …
doblegada en el callado sonar de una palabra.

Se desglosa, se retrae…
desperdicia los momentos de la gloria
y se desnuda cabizbaja ante el poder de lo anhelado.

Y es en ese instante en que la mirada de una imagen
desvalija el pensamiento … seduce, envuelve,
y a la mente se le olvida que ya la había olvidado.