En la espera de un adiós



Como estrella fugaz iluminando senderos
así es tu luz,
néctar que endulza mis amargas alboradas,
amante amable, pasión sin duelo,
suspiro que inquieta mi memoria,
a tu lado ya no hay sombra
placer de dioses tenerte en mí escondido.

Antes prohibido era tu nombre,
todo un sacrilegio marcaba mi osadía
pecado original imaginarte sólo mío,
querías posarte,
anhelabas irte,
sin saber que mi corazón su rumbo detenía,
nadando presuroso en los aciagos del vacío.

Hoy que te tengo
elevo plegarias silenciosas,
no quiero hablar muy fuerte,
un grito ahogado me quema la garganta,
el temor de que levantes vuelo
me hace gemir muy quedamente,
miro alas en tu espalda
y un presentimiento agota mis sentidos:
me voy, yo no me quedo,
una y otra vez tu voz me canta.

Expectativas danzan al compás de una musica temida,
mis manos se sofocan elevando un rezo por mi ego,
me profano entre un correr y un no me muevo,
le tengo miedo a tus dudas consabidas.

No te marches,
Son tus ojos el abrigo de mi espejo,
luz polarizada que atraviesa el prisma de mi vida.


 

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